
¿EMBARAZADA? 10 PRIMEROS CONSEJOS QUE DEBES CONOCER
15 marzo 2020
BABY ONE ANNOUNCEMENT
29 marzo 2020Hoy quiero explicaros cómo pasamos del inmenso momento de felicidad que vivimos cuando salió nuestro primer test de embarazo positivo a la incertidumbre más grande
En mi primer post del blog os conté con mucha ilusión cómo fue la búsqueda de nuestro primer embarazo. Pero también os adelanté que no lo pudimos compartir con nuestra familia más cercana en Navidad porque la primera ecografía no salió nada, pero que nada bien. Ahora mismo estoy embarazada de 18 semanas, así que al final ya sabéis que todo quedó probablemente en un susto, pero en esta ocasión os quiero contar por qué no fue como esperábamos y la incertidumbre que tuvimos que vivir durante las mágicas fiestas navideñas.
Con un bebé a menudo las cosas no salen como esperas y esto nos tocó aprenderlo desde el primer minuto del embarazo.
En octubre me hice la revisión ginecológica anual habitual. En ese momento ya estábamos buscando el embarazo, dado que habíamos empezado ese verano anterior, y le pregunté a mi ginecólogo cuándo debía visitarlo para hacer la primera ecografía cuando saliera un test de embarazo positivo.
Conociendo esto, me dijo que esa primera visita podría ser a las 7 semanas después de mi última regla, es decir, cuando llevara 2-3 semanas de retraso. Así que, cuando el 8 de diciembre salió el test positivo, ¡empecé a hacer estos cálculos! Mi última regla empezó el 30 de octubre, de modo que el día del test estaba de más de 5 semanas y justo antes de Navidad estaríamos de esas 7 semanas y podríamos ir a ver a nuestro bebé.
Mi marido y yo estábamos cargados de ilusión, ¡teníamos muchas ganas de confirmarlo y de contárselo a nuestra familia cercana unos días después, coincidiendo con Navidad! Pedimos hora para el ginecólogo antes de las fiestas y empezamos a planificar cómo querríamos dar la noticia a familia y amigos más íntimos durante las fiestas navideñas. ¡Es nuestro primer bebé! El que nos va a convertir en padres, a nuestros padres en abuelos, a nuestros hermanos en tíos… Así que la misma novedad hace que todo se viva de forma mucho más intensa. Pero al final no pudo ser como lo habíamos empezado a planificar.
Y llegó el día…
Unos 10 días después del test positivo fuimos juntos al ginecólogo para hacer esa primera ecografía. Creo que David lo vivía incluso más intensamente que yo, la primera vez que me acompañaba al ginecólogo. Pero las noticias no fueron buenas y, en un momento, todo se nos desmoronó. Nada más empezar con la ecografía, mi médico nos dijo que no se veía ningún embrión dentro de mi barriguita. “¡¿Cómo?! Pero si nos salieron dos test de embarazo positivos, (incluso repetí unos días después el de las dos rallas que, esta vez sí, salieron ambas muy bien marcadas) y, según mi última regla, ya estoy de 7 semanas” le dije yo enseguida, mientras nos mirábamos con David y nos cambiaba a los dos la cara por completo.

El ginecólogo nos dijo que era cierto, estaba embarazada porque sí que se veía una placenta formada dentro de mi; pero la cuestión era que dentro no se veía ningún bebé. Las hormonas que hacen que el test de embarazo salga positivo se segregan en la propia placenta, nos dijo, así que el test puede ser igualmente positivo y la mamá tener los mimos síntomas que tendría en un embarazo exitoso, pero sin que haya feto, es lo que se denomina un embarazo anembrionario o “huevo huero”.
Entonces me vino a la cabeza una paciente que había tenido en la consulta solo unos días antes y que me había hablado de su caso. El ginecólogo seguía hablando, nos empezó a explicar las tasas de embarazo que terminan con éxito y los que se pierden en el camino, pero yo no lo escuchaba, solo pensaba en lo que nos acababa de decir hacía un segundo. Ni me lo había planteado. Evidentemente, no eran las noticias que esperábamos… Mi marido cortó el monólogo del médico para decirnos que se estaba empezando a marear, lo miré, y sí, estaba de un color blanco pálido como nunca lo había visto. No es de esas personas aprensivas ni a la sangre ni a los médicos, pero, me imagino que debido al “shock” que no esperaba para nada, se empezó a encontrar mal. ¡Menudo panorama!
Nunca piensas que exista la posibilidad de que algo tan bonito pueda convertirse a la vez en algo tan doloroso…
Cuando ya estuvimos ambos un poco más centrados, el ginecólogo nos dijo que no podíamos hacer nada, que lo único que podíamos hacer era esperar unos 10-15 días para volver a repetir la eco. Pasado ese tiempo veríamos si realmente se trataba de un embarazo anembrionario que acabaría en aborto, espontáneo o provocado, o, en cambio, podía ser que estuviera embarazada de menos tiempo del que calculábamos y por eso todavía no se veía bebé.
Ahora sabemos que, por suerte, fue esa segunda posibilidad, pero en ese momento no sabíamos nada, no podíamos hacer nada, no queríamos contárselo a nadie, no queríamos ser negativos, pero a la vez no parábamos de darle vueltas y debíamos esperar.
Así que pasamos unas fiestas navideñas 2019-2020 bastante malas. No queríamos que se nos notara nada porque nadie más aparte de nosotros dos lo sabía, pero, a la vez, fueron días muy duros y llenos de incertidumbre. ¡Con lo mágicas y entrañables que me parecen esas fechas! También era la primera Navidad en casa sin mis abuelos y, con todo, estaba más sensible que nunca. Me costó más “pasarlo” que si hubiera sido en cualquier otro momento del año. Sé que, en estos casos, compartir los sentimientos puede ayudar, pero ¿para qué íbamos a decírselo a la familia? ¿Para que en un primer instante se pusieran inmensamente felices, pero luego tener que decirles que no? Decidimos no decir nada a nadie, con que sufriéramos esa incertidumbre nosotros dos era suficiente, y ya les contaríamos lo que había pasado, por supuesto, pero cuando supiéramos algo seguro.
Lo pasé muy mal. Cada vez que iba al baño estaba pendiente de si tenía pérdidas de sangre, ya que también nos dijeron en la consulta que había la posibilidad de que perdiera mucha sangre y abortara de forma natural durante esos días si se trataba de un embarazo sin bebé. Fueron días complicados y agridulces de Navidad, que se hicieron muy largos porque no sabíamos nada…
Pero, antes de terminar el año, volvió a salir la luz. Después de días de incógnita y de incertidumbre, en fin de año volví al ginecólogo y esta vez hubo buenísimas noticias: se confirmó el embarazo, ya se veía un embrión ¡e incluso se podía escuchar su latido! ¡Nuestro bebé estaba dentro de mi! Por fin pudimos respirar aliviados y empezar el año nuevo con la mejor de las noticias. No podíamos dejar de emocionarnos.

No tenía la placenta vacía y nos fuimos con las manos llenas: ¡la primera ecografía de “baby one”!
Su tamaño ese día era de tan solo 8mm y con este dato sabemos que, en ese momento, estaba embarazada de 6 semanas y 5 días “reales”, en vez de estarlo de 8 semanas y 5 días según los cálculos de mi última regla. Es decir, 2 semanas menos de la fecha, como si esa última menstruación hubiera empezado 15 días después. ¡Por eso en esa primera ecografía no salió nada!, era como si estuviera de 5 semanas y todavía fuese demasiado pronto. Pasado este primer susto, este no es un embarazo que tenga más riesgo ni nada, fue ese desajuste con las fechas reales lo que hizo que lo pasáramos tan mal. Seguramente, si llegamos a ir al ginecólogo unos días después a por la primera ecografía, nos hubiéramos ahorrado toda esa incertidumbre que vivimos. Está claro que con perspectiva todo se ve diferente, aunque esto no quita lo que vivimos. Y, aunque coincidiera con unas fechas especiales, que lo hizo todo más complicado, doy gracias a la vida de que todo quedara ahí, en un gran susto.
¡Bebé a bordo! Nuestra FPP: 19 agosto 2020.
2 Comments
Me encanto porque lo explicaste muy bien yo estoy pasando por lo mismo solamente que aún no se sabe si está y en unos días tengo que ir a hacerme un análisis de sangre para confirmarlo, dos test me dieron igual que a vos solo que el digital marco 2 a 3 semanas muy chiquito. También estoy pasando un momento de mucha incertidumbre y un poco desganada porque vengo en una búsqueda de 7 meses ya pero espero sea lo que dios quiera y a seguir teniendo fe. Muchas gracias por tus palabras me dejaste más tranquila ya que no conocía nadie en la misma situación que yo
Te abrazo fuerte Vanesa, deseo de todo corazón que todo acabe bien y quede como en mi caso como un susto y una incertidumbre, para que pronto podáis tener a vuestro/a bebé en vuestros brazos. ¡Ánimo!