
EL PARTO DE BABY TWO. BIENVENIDA CHLOE
25 mayo 2023
MENÚ DURANTE LA LACTANCIA
3 agosto 2023A pesar de mis conocimientos profesionales sobre lactancia materna, a pesar de ser mi segunda bebé y venir de una lactancia previa exitosa y sin complicaciones, el posparto y el inicio de la segunda lactancia esta vez han sido difíciles.
Y se ha juntado todo: la recuperación física de la cesárea, el hecho de tener a otra peque más mayor en casa, a la que también cuidar, y el inicio de la lactancia que os contaré en este post.

Se ha juntado todo: la recuperación física de la cesárea, el hecho de tener a otra peque más mayor en casa, a la que también cuidar, y el inicio de la lactancia con dolor
Escribo este post cuando Chloe ya tiene más de 2 meses. Siempre os digo que debemos asegurar que la lactancia sea placentera para la madre y eficaz para el bebé. Pues bien, a fecha de hoy, nuestra lactancia es maravillosa, en el sentido de que, sí, ahora es eficaz para ella e indolora para mí. Pero ha costado llegar hasta este punto. A diferencia de mi primera lactancia, esta vez el inicio de la lactancia materna ha sido duro, con dolor y grietas desde la primera noche. Quiero contaros con calma cómo fue todo, cómo hemos llegado hasta aquí.
La primera noche ya vi que algo no iba bien
Para empezar, el nacimiento de mi segunda hija fue por cesárea porque venía de nalgas. Rompí aguas y empecé con contracciones estando en la semana 39 de embarazo pero, esta vez, a diferencia del parto de mi hija mayor, mi segunda hija nació por cesárea.
Además, tal y como os conté en el post sobre su bienvenida al mundo, la anestesia no funcionó bien y me tuvieron que intubar por completo. Una vez nacida Chloe, se la llevaron enseguida a mi marido e hizo el contacto piel con piel con él. Nosotras dos no pudimos estar juntas hasta aproximadamente 1h después, cuando pasó el efecto de la anestesia general y me desperté. Así que, esta vez, la primera toma de lactancia materna tuvo que posponerse hasta más tarde de la primera hora tras el nacimiento.
Lo explico en este orden porque el hecho de ser cesárea y de no poder hacer la primera toma de lactancia materna en la primera hora de vida seguro que también afectó a todo lo que sucedió después.
El hecho de ser cesárea y de no poder hacer la primera toma de lactancia materna en la primera hora de vida seguro que también afectó
Sea como sea, en esa primera toma al pecho no noté nada extraño, claro que estaba recién despertada de la anestesia general, medio aturdida aún y, sobre todo, muy emocionada porque acaba de conocer a mi bebé. Ahí no noté nada y en las tomas que hizo durante ese primer día de vida tampoco, si sentía algo de dolor era muy sutil y creía que solamente al inicio de las toma, pero sí que recuerdo que, cuando me puse a dormir la primera noche le dije a mi marido: “algo no va bien, me noto el pezón del pecho derecho dolorido”. Y allí empezó todo.
Dar el pecho no debe doler
Amamantar no duele y, si lo hace, es que algo no está bien
Os lo he contado varias veces en otros posts de este blog: amamantar no duele y, si lo hace, es que algo no está bien.
Con diferentes matronas de guardia en el hospital revisamos la técnica de la lactancia juntas. Una buena técnica para la lactancia materna incluye revisar aspectos como la postura, la posición y el agarre. Son 3 conceptos básicos, lo primero a tener siempre en cuenta. Desde fuera, “todo parecía de libro”, todo se veía perfecto y las matronas no me decían nada más de lo típico para favorecer que mi bebé abriese más la boca al mamar o valorar diferentes posturas para intentar que la posición o el agarre del bebé fuesen correctos, colocándome yo de diferentes maneras.
Todo parecía estar bien, pero yo sentía dolor. Así que pensé en la otra opción posible: si sentía dolor o molestias era posible que mi peque tuviera el frenillo lingual corto.

Todo parecía estar bien, pero yo sentía dolor
Del dolor a las grietas
Al haber nacido Chloe mediante cesárea, estuvimos más días ingresados en el hospital. Ahora que he vivido un nacimiento vía vaginal y otro mediante cesárea, no hay duda de que la recuperación posterior es mucho peor y esos días de más en el hospital son muy necesarios, no olvidemos que no deja de ser una operación mayor.
Esos días en el hospital el dolor fue a más, ya no era solo en el pezón del pecho derecho, sino en ambos pechos, y enseguida unas horas después pasé del dolor a las grietas.
Ahí fue cuando descubrí en primera persona cómo de horrible es dar el pecho si tienes dolor, con una bebé recién nacida que (como es normal) pide pecho a demanda y muy a menudo. Ese dolor punzante en la punta del pezón es inaguantable. Y por mucho que puedas aplicarte una cosa u otra para las grietas, si no solucionamos el problema de base, la grieta no cura y el dolor sigue estando ahí. Debemos siempre de encontrar el problema de base, para ir a solucionar la verdadera raíz del problema.
Si no solucionamos el problema de base, la grieta no cura y el dolor sigue estando ahí. Debemos siempre de encontrar el problema de base, para ir a solucionar la verdadera raíz del problema
Yo saqué el tema del frenillo lingual corto a un par de pediatras que le hicieron revisión a la bebé en el mismo hospital y a varias de las matronas que estaban conmigo, pero ninguna de ellas encontró nada.
Evidentemente, yo sabía que no podía ser y que si sentía dolor era por algún motivo. Menos de 24h después del alta hospitalaria me fui a ver a mis compañeras de la clínica de Barcelona en la que trabajo: Nua Clinic. Ya lo sabía porque ya hace años que las conozco, ¡pero qué diferencia cuando encuentras a quién sí te sabe realmente ayudar y sabe de lo que habla!
Las grietas no curaron hasta cortar el frenillo
Como os decía, la mañana siguiente de nuestra alta hospitalaria, con dolor y grietas en los pechos, nos fuimos a Nua Clinic. Allí la visitaron como es debido Paula, nuestra pediatra e IBCLC de la clínica, y Carol, fisioterapeuta pediátrica. La vieron ambas por separado y las dos sin hablarlo previamente coincidieron en el diagnóstico: frenillo lingual corto tipo III. Efectivamente, descartamos otras cosas y vimos que de allí venía el dolor, un frenillo sublingual restrictivo que nadie antes me supo ver.
Y, evidentemente, no todos los frenillos sublinguales cortos son restrictivos. De hecho, a mi hija mayor también le diagnosticamos un frenillo lingual corto tipo IV, pero, en ese caso, como nunca nos dio problemas y nunca me dolió al pecho, no hicimos nada. Si el frenillo no es restrictivo, no está indicado realizar la intervención que con Chloe sí llevamos a cabo y es mejor un tratamiento conservador.

Ese primer día en la clínica, al menos ya me fui a casa con un diagnóstico y con unas cuantas recomendaciones a llevar a cabo para no hacer nuestro día a día insufrible. Empecé a utilizar pezoneras, al menos con ellas no veía las estrellas cuando la peque mamaba e intercalé la lactancia materna directa al pecho con alguna toma de lactancia materna extraída en diferido (en método no invasivo, como vasito o jeringa-dedo). Así es que, durante un par de semanas, sí que diferí parte de nuestra lactancia y hacíamos toma directa al pecho más suplemento de leche materna previamente extraída para “descansar y sanar las heridas de mi pecho”. Por suerte, ya hemos pasado página de ello y la leche materna extraída ahora es para otros propósitos, pero en ese momento eso me fue genial.
También valoramos las posturas al pecho que nos iban mejor a las dos, me apliqué algún parche y aceite de oliva al pecho e, incluso, probamos de ofrecer chupete, a pesar de ser muy pequeña, para ver si así me dejaba descansar un poco más la teta, pero eso no le convenció y no nos funcionó.
Empecé a utilizar pezoneras, al menos con ellas no veía las estrellas cuando la peque mamaba. Una pezonera es un puente para salvar una lactancia
En casos así, como dice Alba Padró, “una pezonera es un puente para salvar una lactancia”. Con ella no estábamos solucionando la raíz de problema, pero sí que, durante esos días, gracias a ella no lancé la toalla y pude soportar ese dolor.
Unos días después, volvimos a la consulta para valorar cómo seguía todo, liberamos algunas tensiones en la bebé y, esa vez sí, decidimos practicar una frenotomía (corte del frenillo y liberación de la fascia). Mi segunda bebé presentaba una anquiloglosia provocada por un frenillo restrictivo con sintomatología asociada a ella, se habían tratado ya otras posibles causas (como tensiones de debajo de la lengua) y, aún así, el dolor y la dificultad en la lactancia persistían. Por eso decidimos operar, junto a todo el equipo, y la verdad es que supuso un antes y un después.
Aunque a mí me parecieron eternos, Chloe sólo tenía 16 días de vida cuando le practicamos la intervención del frenillo. Mi dolor ha desaparecido por completo
Cortar el frenillo supuso un antes y un después
Aunque a mí me parecieron eternos, Chloe sólo tenía 16 días de vida cuando le practicamos la intervención del frenillo ¡y menuda diferencia noté!
No fue enseguida, primero, tuvimos que practicarle unos ejercicios post frenotomía durante algunas semanas y hacer visitas de seguimiento posteriores con Carol y con Paula; y, segundo, mis pechos tuvieron que sanar. Ese dolor punzante en el pezón duró unos cuantos días más porque las heridas y cicatrices necesitaban tiempo para curarse. Dejar el pecho al aire tanto como fuera posible, seguir aplicándome aceite de oliva y, sobre todo, darle tiempo, fue lo que al final consiguió curarlo del todo. Incluso llegué a hacerme un cultivo de leche materna porque, un mes después de la intervención del frenillo, aún notaba una ligera molestia. Seguía un poco de dolor, rojez e irritación en el pezón y quise descartar que no hubiera algún tipo de mastitis. Pero no, todo salió bien.
Un mes después, cuando estoy escribiendo esto, Chloe tiene 2 meses y medio, hace un par de meses de la intervención y, como os decía al principio, al final nuestra lactancia va viento en popa y mi dolor ha desaparecido por completo.

Conclusiones: mis reflexiones finales
Yo he conseguido una lactancia materna en exclusiva, como quería y como ya tuve con mi hija mayor, pero, sin duda, no todas las mujeres en circunstancias similares tendrían la misma suerte. Yo soy muy afortunada, afortunada por los conocimientos que tengo sobre lactancia materna y, sobre todo, afortunada porque, gracias a mi trabajo, tengo tribu, tengo una red cercana muy valiosa y supe rápidamente dónde y a quién acudir.
Soy muy afortunada, gracias a mi trabajo, tengo tribu, tengo una red cercana muy valiosa y supe rápidamente dónde y a quién acudir

¿Pero qué haría otra mamá en una situación parecida? Varias matronas y pediatras del hospital ya me habían “descartado el frenillo” y me decían que todo estaba bien, pero yo seguía sintiendo cada vez más dolor. ¿Qué haces en un caso así? Ya os lo digo yo: o tienes cerca alguien que pueda solucionártelo y apoyarte o, sin pensarlo demasiadas veces, acabas dejando la lactancia materna. Porque ese dolor punzante en los pechos es insoportable, porque un bebé recién nacido mama muy a menudo y a ti te duele cada vez más y más, porque ya suficiente tienes con tu recuperación posparto, porque ya te han dicho “que todo está bien”… Estas semanas he pensado mucho en esas mamis que sé que no han tenido la misma suerte o que llegan a nuestra clínica después de meses y meses de dolor. ¡Toda mi admiración! Amamantar no debe doler, la lactancia materna tiene que ser indolora… pero si no tienes a buenos profesionales detrás, la solución tarda en llegar mucho más de lo que debería o no llega nunca porque antes decides tú ponerle fin.
En nuestro caso, la parte buena es que lo pudimos solucionar muy rápido y, una vez operado el frenillo con mis compañeras de la clínica, nuestra lactancia va genial ¡y prueba de ello es lo que está creciendo Chloe solo con lactancia materna exclusiva!
Así que, cuando me reincorpore después de mi permiso de maternidad, tengo más ganas que nunca y una energía renovada para seguir ayudando a las mamis que lo necesitan.

Recuerda: eres la mejor mamá que (nombre de tu peque) podría tener. El postparto en general y la “cuarentena” en particular son uno de los periodos más desafiantes e intensos en la vida de unos padres. Pero no hace falta que te diga que la recompensa es la mejor del mundo y que detrás esconde el mejor de los regalos: tu bebé.
Éste es un periodo intenso, que detrás esconde el mejor de los regalos: tu bebé
Feliz puerperio. Cuídate y que te cuiden, para que tú puedas cuidar de tu bebé, un bebé maravilloso y lleno de vida recién llegado a este mundo. Que seáis muy felices.
Os dejo otro post del blog que os puede ser de ayuda: sobre recuperarse en el postparto y la cuarentena.